La fragilidad de los banquillos



Luis Aragonés afirmaba que en los últimos meses de competición los campeonatos entran en sus fases más decisivas, época en la que se decide todo lo que sucede tanto en las partes altas como en las bajas de las clasificaciones. Todo esto se suele traducir en grandes dosis de nervios vividas desde el campo de juego, banquillo y despachos.

Los problemas vienen cuando a esos nervios no les acompañan los resultados y la situación deportiva se vuelve difícil de gestionar, algo que sumado a la cultura futbolística que tenemos en nuestro país tiene que como resultado situaciones como la vivida la pasada semana en torno a la segunda división B española.

La semana pasada saltaba la triste y convulsa noticia de la destitución de hasta siete entrenadores de los banquillos de equipos de segunda B en el corto plazo de solo 3 días. Un terremoto deportivo que les ha costado el cargo a profesionales de la talla de Juan Arsenal, Miguel Rivera, Josu Uribe, Oscar De Paula, David Movilla…etc.

Hechos como este son el triste reflejo de una gran verdad no escrita en el fútbol nacional en casi cualquier categoría, lo único que importa es el resultado.

“el fútbol es el deporte donde menos memoria se tiene, Carlos Alfonso Sarriá”

El trabajo de entrenador es el más inestable dentro del Mundo del Fútbol. Aunque muchos Presidentes se llenen la boca hablando de proyectos, lo que cuenta es la jornada a jornada y los 3 puntos que marcan la clasificación.

A eso hay que sumar que el fútbol es el deporte donde menos memoria se tiene, da igual protagonizar gestas irrepetibles, el año siguiente si los que mandan piensan que el rendimiento no es el acorde, el héroe que consiguió el milagro tendrá que hacer la maleta.

Este último párrafo es aplicable a Claudio Ranieri, pero también a Enrique Martín, Aitor Karanka etc….entrenadores destituidos a los pocos meses de conseguir Ligas o ascensos históricos.

En las últimas horas hemos visto la noticia de que hasta 7 entrenadores de 2ºB fueron destituidos en el plazo de 3 días. Y es que entramos en la fase principal de la temporada, el momento decisivo se acerca y a algunos les entran los nervios. Y como dijo aquel, es más fácil y más barato echar a uno que a veintiuno.

Los entrenadores viven en una continua inestabilidad, sin saber si el siguiente domingo será su último partido, que sin duda no ayuda en su trabajo.

Y luego hay otra cuestión, ¿de verdad un entrenador que llega con la temporada empezada va a conseguir cambiar la dinámica del equipo, para en pocas jornadas (6-7, 10  a lo sumo), las derrotas se transformen mágicamente en victorias?

Las veces que ha pasado eso se pueden contar con los dedos de la mano.

Creo que cuando se confía en un entrenador, debe ser con todas las consecuencias. Antes de ficharlo se debe conocer su método de trabajo, estilo de juego y decidir si ese es el entrenador adecuado o no, y si en Agosto has decidido que ese es tú entrenador, confiar hasta el final de temporada.

Ver a equipos que durante la temporada acumulan 2,3 y hasta 4 entrenadores (y cada uno con un estilo diferente) denota unas carencias en la dirección técnicas tremendas de las que no tiene ninguna culpa el entrenador que llega. Y sobre todo, respetar su trabajo y tener memoria. No puede ser que entrenadores que consiguen sus objetivos, a los pocos meses pierdan su trabajo.

Seguramente no es fácil sentirse en la tesitura de tener que tomar decisiones en un momento donde los resultados no son los deseados, pero no menos lamentable es el hecho de que cuando esos resultados nos dan la espalda el banquillo es el único objetivo de todas las culpas.