El
fútbol es un deporte de origen y emociones, pero también lo es de experiencias
y de fe. Cada momento que te brinda el balón se vive con la intensidad con la
que la vida se abre a tus ojos cada día, ante nosotros se muestra una colección
de alegrías tan hermosas como difíciles de lograr.
La
dificultad que tenemos delante de nuestros ojos tiene que ser el combustible necesario
para que nuestro banquillo, nuestro trabajo y nuestra vida no pierdan nunca la
imagen y el camino de su propia fe.
Foto: Alberto Aranda |
Nuestro
trabajo tiene que ser nuestra religión y los jugadores el motivo para creer en
él, conseguir que tu equipo muera por tu idea es un motivo para creer. Y ahí
nace el único vínculo que no se puede romper nunca, la fe en tus jugadores,
pues ellos representan la imagen del trabajo en el que cree.
Por
encima de resultados, opiniones y defectuosos amigos de la sabiduría futbolística,
la fe en los jugadores es como la sangre de nuestras venas, pase lo que pase
siempre está ahí.
De
qué sirve mirar a los ojos de un futbolista si no crees en él, que honor
tenemos si tratas de formar a alguien sin tener la más mínima fe puesta en lo
que haga.
Todos
los entrenadores de fútbol que alimenten sus alegrías con la sonrisa de sus
jugadores, aquellos que regalen todo su
tiempo si es preciso solo por verles triunfar, viven con la certeza de que
jamás abandonaran la fe en sus jugadores.
Lamentablemente
existen personajes que siendo dueños de grandes conocimientos desde el
banquillo no son capaces de mirar más lejos de su propio ombligo, aquellos que
jamás sepan, puedan o quieran llegar a creer en sus jugadores no son dignos de
la hermosa profesión de los banquillos, pues la generosidad nos alimenta y
encontrar tu alegría a través de los ojos de tus jugadores es un tremendo acto
de generosidad.
En
un fútbol moderno tan corrompido por opiniones, resultados e intereses
económicos, es tan admirable como necesario ver a un entrenador creer en sus
futbolistas por encima de todo y todos.
Nunca
perdamos la fe en nuestros jugadores, ellos son el origen de nuestros triunfos
y los dueños de nuestra alegría.
Félix
de Blas Martín
Entrenador
de fútbol
@fotosybanquillo