No
hay nada mejor que una derrota para desenterrar ciertas costumbres que conviven
en el mundo del fútbol y despiertan el lado más irracional de este deporte.
Será en el cómo nos comportemos ante la
derrota, donde se pueda definir y medir el nivel de irracionalidad que podemos
llegar a tener.
Tanto
aficionados como profesionales del deporte del fútbol, deben de tener claro que
la derrota es algo inherente al deporte, pues sencillamente no se puede ganar
siempre. Aunque sin duda el espíritu con el que la afrontemos nos puede llegar
a definir como personas tanto dentro como fuera del mundo del fútbol.
La
reacción que tengamos en el segundo después de consumarse esa derrota, va a ser
la clave para los pasos que demos en adelante, y marcará la dureza de nuestro
camino o la calidad de nuestro intelecto.
Todas
aquellas personas que vivimos el fútbol con cierta pasión, debemos aprender a
comportarnos ante una derrota. Tratando de comprender que aquello que pueda
parecer un paso hacia atrás, desde otro contexto más adecuado al espíritu del
futbolista debe ser considerado como un impulso para llegar más lejos y una
oportunidad de aprendizaje.
En
toda la nutrida multitud que sigue al mundo del fútbol, es fácil distinguir
ciertos sectores o personajes cuyas reacciones ante la derrota dan una imagen
clara de hasta donde pueden llegar como personas y de si al resto del mundo nos
merece la pena escuchar.
·
“El
entendido”, Luis A. Duque los suele llamar ”Sénecas". Acostumbran a ser ese
tipo de personas que ante la oportunidad que les brinda la derrota de otros,
tienden a recitar el manual del fútbol dando rienda suelta a todo tipo de
conceptos que han escuchado por ahí. Alimentan su Ego de la eventual tristeza
del futbolista ante la derrota.
· "El resentido”, suele ser alguien que en el pasado ha sido muy cercano al equipo
derrotado y que aprovecha la ocasión para arañar desesperación en su antigua
casa, alimentando así una infantil sed de venganza.
· “La
veleta”, más habituales entre la afición son personajes que desaparecen en las
derrotas y resurgen de entre sus miserias cuando el equipo vuelve a ganar.
· “El
corazón”, la derrota no le para pues dentro de él viven esos colores. Ante un
bache te tiende la mano y te da su aliento, en una alegría es uno más pero con
una felicidad auténtica. Son ese tipo de personas por las que vale la pena
levantarse.
Solo
nosotros podemos decidir ante una derrota quienes queremos ser, por su parte el
auténtico futbolista que ama este deporte tarda 2 segundos en lamerse las
heridas y levanta la cabeza, su corazón y su alma más fuertes que nunca, porque
entiende que una derrota es una oportunidad de mejora, el principio de algo.
El
fin no existe en el espíritu de un verdadero futbolista de raza que sabe y
quiere luchar, la calidad se tiene el hambre hay que alimentarla, y en esos
duros momentos la derrota puede ser el mejor de los alimentos.
Detrás
de una derrota no hay nada, es dentro de ella donde podemos y debemos encontrar
el camino que nos lleve a ser tan grandes como queramos ser.
Félix de Blas