2º Entrenador ¿El gran olvidado?


Si bien es cierto que la mayoría de todos nosotros, bien sea entrenadores, integrantes de algún cuerpo técnico o simplemente amantes de este bonito deporte seríamos capaces de apreciar o reconocer a algunos de los  segundos entrenadores más famosos de nuestro fútbol actual (Mono Burgos, Unzue……..), no es menos cierto que seríamos incapaces de nombrar a los segundos entrenadores de la mayoría de equipos no solo de la 2ª división española, sino, también de la 1ª División.

Cuando está a punto de cumplirse una década de la primera Eurocopa ganada por la selección Española, punto de inflexión sin duda en la profesionalización de nuestro fútbol, no solo profesional sino de cantera o futbol base y que supuso en gran medida la especialización o especificación que predomina hoy día nuestros campos, con la irrupción  de las figuras del preparador físico, preparador de porteros, fisioterapeutas o readaptadores y que no vienen sino a refrendar la pregunta lanzada líneas arriba ¿Es la figura del segundo entrenador la gran olvidada en el fútbol moderno?
           
Sino cabe ninguna duda de que figuras como la de Rafa Pol o Albert Roca, entre otros han dado una nueva dimensión a la figura del preparador físico en la colaboración y elaboración de tareas, dando sin duda alguna un salto de calidad enorme en el trabajo diario de cualquier equipo de fútbol, tampoco me cabe el menor atisbo de duda de que la figura del 2º Entrenador en un equipo de fútbol ha ganado gran importancia en los mismos términos durante la última década.

Huelga decir que durante casi la última década he alternado funciones de primer y segundo entrenador en diferentes cuerpos técnicos, hechos por los que estoy tremendamente orgulloso y experiencia a la que animaría a realizar al resto de mis compañeros.

Simplemente se trata de reinventarse:

De ser capaz de dar una solución a ese compañero de trabajo, en un momento complicado de partido y cuando parece no haberla.

De ser capaz de marcar el nivel de intensidad de una sesión y a la vez tener la cabeza fría cuando las pulsaciones nos limitan el pensamiento.

De estar preparado para convencer a los jugadores de que las ideas propuestas por el entrenador son las que nos llevarán a la victoria.

De estar capacitado de convencer al entrenador de que hay más posibilidades que las vistas hasta ese momento.

De ser ese hombro para los jugadores cuando las cosas no salen y de ser el primero en invitarles a dar lo que solo ese segundo entrenador sabe que pueden dar.

De estar predispuesto siempre al trabajo sin importar  el mismo, ni el área en el que se desempeñe.

Por todas estas cosas no logro a comprender que la primera pregunta en cualquier charla-coloquio con compañeros de profesión sea ¿Pero estás de primero no?


Pues NO. Me encanta ser Entrenador de fútbol, pero como a mí hay otros cientos de nosotros que también nos encanta ser 2º Entrenador de un equipo de fútbol, poder trabajar en equipo, aprender de cada uno de los integrantes del cuerpo técnico y ser el nexo de unión de entrenador, preparador físico y jugadores, sin importarnos nada más que el trabajo diario.



Roberto Tello Martín
Técnico Deportivo Superior
Especialista en fútbol.