Gracias Islandia, honor y respeto





















En el deporte como en la vida alcanzar el éxito es muy complejo y algo que todos deseamos alguna vez. Aunque por todos es sabido que nuestra conquista está más próxima si conseguimos que trabajo, humildad caminen despacio, con paciencia y de la mano del silencio.

El anonimato es un gran compañero de viaje cuando te enfrentas al deporte en la alta competición, pues todo el entorno que se mueve alrededor de los deportistas está demasiado viciado como para que este tenga un ambiente sano y libre de agentes externos.

Este ha sido el caso de la selección de Islandia en esta Eurocopa de Francia 2016, donde un grupo de futbolistas casi desconocidos para el resto, ha trabajado desde el silencio fiel a una idea y con la humildad de saber que cualquier logro por pequeño que fuera ya les hacía grandes.

El mundo del fútbol se ha destapado ante este grupo de futbolistas llamándoles guerreros pero lo más sencillo y justo es verles como lo que son, anónimos deportistas de élite con una idea clara y una enorme capacidad de trabajo y esfuerzo.

Llegar a donde este grupo de chicos ha llegado es algo histórico para un pequeño país que desde hoy ya conoce todo el mundo. Pues ese era sin duda uno de los primeros objetivos del equipo islandés, poner el nombre de su país, de su gente en el mapa futbolístico europeo. Y lo han logrado, sin duda lo han logrado con creces.

Los futbolistas han crecido, el peso de esta selección se ha multiplicado por 10 pero el mayor logro ha sido ver cómo Islandia a partir de ahora será recordada también por la gesta de este grupo de futbolistas.

Nuestra retina se ha quedado con la inmortal imagen de comunión eterna entre futbolistas y afición, unidos en la victoria y en la derrota se han ganado el respeto del fútbol mundial haciendo temblar un estadio con miles de almas gritando al unísono.

Acabará la Eurocopa 2016 de Francia y el campeón será un equipo con una o varias grandes estrellas, pero lo que ningún aficionado al fútbol podrá negar jamás es que este verano todos en algún momento nos hemos sentido Islandeses, nos han hecho vibrar, nos han emocionado, nos han dado puro fútbol.

        ¡¡Gracias Islandia, honor y respeto!!





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